¡Hola Tribu Aventurera!
En primer lugar, espero que todos hayáis pasado una fiestas navideñas increíbles, y que tanto Papá Noel como los Reyes Magos os hayan traído todo aquello que queríais, o al menos lo más importante para vosotros.
Este año me he marcado el firme propósito de darle un impulso a este blog. Aún lamento el parón que he tenido que hacer durante el mes pasado. Por ello, si la vida me lo permite, tengo la intención de sacar entre uno o dos artículos al mes. Mi primera opción es publicar un artículo quincenal, pero imagino que algún mes no llegaré, ya sea por la complejidad de abordar la temática a compartir o porque haya tenido que priorizar el tiempo en otro asunto. Lo siento, pero soy humano y padre de dos hijos. Creo que me entendéis por donde voy.
Como os adelanté en la anterior entrada del blog, esta vez toca hablar sobre la creatividad y cómo se desarrolla en un niño. Pero, de algún modo, a medida que mas iba profundizando en la materia, mas me iba dando cuenta de que muchas de las cuestiones que hoy voy a abordar son totalmente aplicables en los adultos. En definitiva, todos llevamos un niño en nuestro interior. Lo que ocurre es que unos lo tienen muy activo y otros (entre los que me incluyo) parecen que lo hemos criogenizado para que se despierte en un futuro incierto. Vamos a empezar por el principio.
Lo primero que he descubierto sobre la creatividad es que no hay un consenso sobre su significado. Podemos decir que la creatividad es una palabra polisemica que, según la fuente a la que acudamos, puede definirse en uno u otro sentido. Pero sí es cierto que todas las aproximaciones que he consultado coinciden en que la creatividad es una capacidad innata en todo ser humano. Esto quiere decir que nacemos con ella, con el potencial de desarrollarla. Por eso, mejor que hablar sobre ser o no ser creativo, debemos referirnos a tener más o menos desarrollada la capacidad creativa.
Profundizando un poco más, la creatividad se relaciona con la habilidad de generar ideas nuevas y útiles, así como con la capacidad de ver las cosas de maneras diferentes y encontrar soluciones alternativas válidas a los problemas.
Cuando hablamos de nuestros hijos, y de los niños en general, la creatividad es esencial para su desarrollo, ya que es la forma de demostrar sus habilidades cognitivas, motoras y sensoriales. Gracias a su enorme poder de imaginación son capaces de crear o hacer casi cualquier cosa. Ahora bien, no sólo de la imaginación se nutre la creatividad.
La creatividad podría verse como la resultante de aplicar una fórmula matemática formada por distintas variables, donde todas ellas tienen un papel fundamental a la hora de desarrollar la capacidad creativa.
En ocasiones, la creatividad se confunde con otras habilidades como la inteligencia o el talento, pero no son lo mismo. Veamos cuál es la diferencia:
La creatividad es una habilidad fundamental para el desarrollo personal y el éxito en la vida. Los niños son naturalmente creativos y tienen una gran capacidad para explorar y jugar con nuevas ideas y conceptos.
Es importante recordar que la creatividad es más que solo arte y música. También puede ser aplicada a problemas prácticos y a situaciones de la vida cotidiana. Al fomentar la creatividad en los niños, estamos ayudándolos a desarrollar habilidades importantes como la resolución de problemas, la comunicación y la colaboración. Fomentar la capacidad creativa de nuestros hijos es fundamental y les puede reportar, entre otros, los siguientes beneficios:
Pablo Picasso citó que: "todos los niños nacen artistas; el problema es seguir siendo un artista cuando crecemos". Sin embargo, a medida que crecen y entran en la escuela y en el mundo laboral, a menudo se les insta a seguir reglas y patrones establecidos en lugar de fomentar su creatividad y pensamiento crítico.
Muchos años de educación formal, constriñen su mente a un modo de pensamiento racional abstracto que hace que no se salgan mucho del camino marcado. Y ese camino no acostumbra a ser especialmente creativo.
Según Ken Robinson, experto en creatividad y educación, "todos somos creativos y creadores, pero en ocasiones debemos saber cómo entrenarlo". Sir Robinson sostiene que perdemos la creatividad conforme crecemos debido a la naturaleza del sistema educativo tradicional, que se enfoca en la memorización y el cumplimiento de estándares, en lugar de fomentar la curiosidad y la creatividad.
Además, la sociedad a menudo valora y recompensa el rendimiento académico y el éxito laboral sobre la creatividad, lo que puede desalentar a las personas a seguir desarrollando y expresando su creatividad.
Pero no todos los obstáculos a la creatividad vienen del entorno externo, sino también de nuestro propio sistema familiar. De niños todos somos creativos, pero conforme vamos creciendo y nos van “educando” gran parte de esa capacidad creativa queda reducida, porque de niños empezamos a buscar aprobación para sentirnos queridos y aceptados y eso suele pasar por acomodarnos a lo que los demás esperan de nosotros.
Y así, poco a poco vamos dejando de ser libres y creativos, y cómo padres esta falta de capacidad creativa también influye en la de nuestros hijos, al educarles según nuestro patrón.
Barriendo para casa y usando un lenguaje tecnológico, esto sucede porque instalamos en nuestro sistema operativo seis cortafuegos. Según el experto en inteligencia creativa Philippe Delespesse, cuando eres adulto tienes seis frenos que te impiden ser creativos:
Para un niño, la vida entera es una aventura creativa y los adultos debemos estar ahí como facilitadores y potenciadores, no como resistencias.
Nuestros hijos tienen todas las herramientas para ser creativos. Lo único que necesitan es que les demos libertad para que sigan su camino. Por ello, como padres tenemos la responsabilidad de hacer un ejercicio de introspección y ver si tenemos activados estos bloqueos para trabajarlos y deshabilitarlos.
En caso contrario, nuestros bloqueos se van a trasladar a nuestros hijos no permitiéndoles que tengan tiempo o espacio para explorar y jugar libremente, haciéndoles sentir presión por cumplir nuestras expectativas, notando nuestra falta de apoyo o ánimo en su exploración creativa, generando el miedo al fracaso que no va permitirles salir de su zona de confort, etc.
Por lo tanto, queridos padres, lo primero es lo primero, antes de ponernos manos a la obra a reconducir y trabajar para potenciar la creatividad en nuestros hijos, debemos hacer nuestros deberes, saltar nuestros obstáculos y permitir que renazca y brille el niño que llevamos dentro. De esta forma, seremos capaces de ofrecer el entorno seguro que nuestros hijos necesitan para que desarrollen su capacidad creativa.
Aquí está la clave, la piedra filosofal, el cáliz sagrado, lo que los padres estamos esperando para ver si podemos trabajar este tema con nuestros hijos. Pero lamento deciros que, para darle el cariño que merece, voy a dedicarle un artículo independiente. No te haré esperar mucho, será justo mi siguiente publicación.
Estimular la creatividad de nuestros hijos pasa por tratar de proporcionarles seguridad, ayudarles a conectar, establecer una estructura para su desarrollo, fomentar su curiosidad, mejorar su capacidad de concentración, trabajar la forma de expresión de su creatividad, ayudarles a tomar conciencia, centrarnos en su capacidad inventiva, etc.
Cada una de estas áreas bien merecen un estudio y reflexión más profunda; así que ya estoy manos a la obra para aportaros el valor que os mereceis.
Disfrutad estos días e intentad aplicar el ejercicio de introspección que os comentaba anteriormente para estar mejor preparados de cara a dar el siguiente paso hacia delante.
Feliz semana!