Estar al frente de una familia es un viaje lleno de decisiones, algunas pequeñas, otras enormes, pero todas impactan nuestras vidas y las de nuestros hijos e hijas. La crianza está plagada de instantes donde nuestras convicciones y creencias se ponen a prueba, influenciando enormemente las elecciones que hacemos.Hoy quiero compartir con vosotros una reflexión sobre cómo nuestras creencias pueden determinar el rumbo de nuestras acciones y cómo, conscientemente, podemos optar por un camino que refleje realmente nuestros valores y deseos más profundos, especialmente en la crianza.
Cada día tomamos decisiones que están profundamente arraigadas en un sistema de creencias construido a lo largo de nuestras vidas. Estas creencias vienen de nuestras experiencias, la educación que recibimos, los valores familiares y la cultura que nos rodea. Sin embargo, muchas veces actuamos bajo un "principio de mínima energía", donde nuestras respuestas son automáticas, dictadas por patrones que raramente cuestionamos.
Os cuento algo que me pasó hace poco con mi hijo Alex, que está en una etapa de buscar y expresar su personalidad. Alex apareció con un eslabón de llavero en la nariz, simulando un piercing. Me dijo que quería uno de verdad en la oreja. Mi primera reacción fue decir no, pero me di cuenta de que no tenía una justificación sólida para esa respuesta, más allá de mis propios prejuicios.Este momento fue un punto de inflexión para mí; me enfrenté a la elección de seguir respondiendo de manera automática o tomar un momento para realmente considerar la situación desde una nueva y más consciente perspectiva.
Decidí escuchar a Alex y entender sus razones. Descubrí que realmente buscaba una forma de expresarse y que estaría contento incluso con un piercing falso. Esta conversación fue una revelación para mí, un momento de claridad donde comprendí que al permitirle expresarse, no causaba daño a nadie.
Esta experiencia me enseñó una lección valiosa sobre el poder de nuestras decisiones. En lugar de dejar que las influencias externas y los condicionamientos internos dicten nuestras acciones, tenemos la capacidad de tomar las riendas y elegir conscientemente. Esto es vital en la crianza, donde cada decisión puede tener un gran impacto en el desarrollo de nuestros hijos e hijas.
La decisión de permitir a Alex explorar su identidad con un piercing falso fue un acto de creación consciente. Decidí que nuestras vidas, y especialmente cómo criamos, no deben ser simplemente una serie de reacciones automáticas a las circunstancias, sino una creación consciente de un entorno donde nuestros hijos e hijas puedan crecer y expresarse libremente.
Este momento me motivó a revisar muchas de las creencias que tengo sobre la crianza y la vida en general.Me pregunté: ¿Qué otras decisiones estoy tomando automáticamente sin considerar realmente lo mejor para mis hijos o para mí?¿Cómo puedo asegurarme de que mis acciones reflejen mis verdaderos valores y no solo mis miedos o prejuicios?
Criar a nuestros hijos e hijas nos ofrece una oportunidad continua para examinar y ajustar nuestras creencias y decisiones. Cada momento de desafío puede convertirse en una oportunidad para crecer juntos, aprendiendo no solo a aceptar, sino también a celebrar sus únicas formas de expresión y ser. Os invito a todos a tomar un momento para reflexionar sobre cómo vuestras propias creencias influencian la crianza y a considerar formas en las que podemos optar por responder de manera más consciente y deliberada.Al hacer esto, no solo estamos criando niños y niñas, estamos criando futuros adultos conscientes, resilientes y auténticos, capaces de enfrentar sus propias vidas con coraje y originalidad. ¿Y no es eso lo que todos deseamos para nuestros hijos e hijas?
¿Os ha resonado este artículo?¿Habéis vivido situaciones similares? Me encantaría escuchar vuestras experiencias y reflexiones.
Compartid vuestros pensamientos y continuemos este importante diálogo sobre la crianza consciente y la vida deliberada.